La imaginación de un niño es uno de los tesoros más maravillosos que puede tener, y que aún como adultos podemos conservar si dejamos que nuestro niño interior siga soñando, se siga ilusionando con las cosas sencillas de la vida y siga sonriendo aunque las cosas puedan ser difíciles o complicadas. ¡Nunca dejemos de soñar como niños! 😀